El capitán Yoxer Bello tiene la firme creencia de que Dios es bombero. Lo supone, porque el 31 de enero un cabo y él lograron rescatar a un ciudadano atrapado en la azotea de un edificio en llamas, aun cuando había pocas posibilidades de conseguirlo y varios se habían resignado a que el hombre no iba a sobrevivir.
Ese lunes, un incendio de gran magnitud ocurrió a las 3:30 p. m. en el negocio mayorista de la cadena Cine Città y afectó a la estructura vecina, el edificio Riverside, en la avenida principal de Bello Monte, al sureste de Caracas. 16 bomberos y rescatistas de las estaciones de Plaza Venezuela y La Urbina fueron los primeros en acudir, pasados 25 minutos del aviso.
«El riesgo de que el señor se cayera era del 90 %. No había acceso al edificio: la candela agarró los primeros pisos. De ahí llegó un ventarrón y el fuego llegó a la azotea, se prendió el penthouse. No podíamos ingresar por la falta de recursos. Pero de pronto abrimos una ventana por la que pudimos entrar al piso 3. Enviamos a una comisión primero, que llegó al piso 4. Pero no pudo subir más, motivado a que no había equipo. Ya muchos se habían resignado», explicó el capitán a Efecto Cocuyo.
El bombero solo pudo entrar al Riverside una hora después, cuando al lugar llegaron equipos y herramientas privados. En compañía del cabo Antony Yarves subió hasta el último piso y ambos lograron bajar a Felipe Schoen, de 57 años de edad. En redes sociales los llamaron héroes, pero el capitán indica que los bomberos venezolanos están trabajando «con las uñas», por la falta de material de seguridad y vehículos.
Un día después del incendio del Cine Città vecinos afectados reclaman respuestas
«Dos de mis efectivos se quemaron las manos sacando a un niño», contó Bello. Agregó que una cabo, Stefany Fernández, se había quitado los guantes para ponérselos al infante.
150 funcionarios del cuerpo de bomberos participaron para controlar el fuego en Cine Città, informó el Mayor Claudio Martínez, jefe de la zona operativa número 3 de los Bomberos del Distrito Capital. Para la medianoche del 1 de febrero, varios se sentaron en la acera a descansar, con los rostros manchados de hollín y las botas llenas de aceite para motor, polvo y lodo.
En un recorrido en las estaciones cercanas al sitio del siniestro, Efecto Cocuyo pudo comprobar el déficit de camiones y la situación en la que se encuentran estos funcionarios para el 2 de febrero de 2022.
Los bomberos suelen llamar a sus propias estaciones con el nombre de «Omega». La estación de bomberos de Plaza Venezuela (Omega 3) es un edificio de ladrillos blancos y ventanas rotas. Queda a 4 kilómetros de la avenida principal de Bello Monte. Hubo una época en la que era un sitio con instalaciones nuevas y camiones relucientes, pero ya han transcurrido varias décadas de ello.
En la mañana del 2 de febrero, el silencio de la entrada solo es interrumpido por los sonidos de una guacamaya roja. Una unidad de elevación (camión con escalera) y una camioneta Hilux son los únicos vehículos operativos en el lugar; el resto presenta fallas o necesitan ser completamente reparados.
De acuerdo con los funcionarios, se organizan por grupos de trabajo donde hay entre 10 y 12 integrantes. Los que se quedan de guardia laboran una semana y luego descansan 14 días.
Un bombero con agujeros en la chaqueta camina en los alrededores, a las 10:00 a. m. ; otros comentan que les faltan guantes, chalecos, pantalones y botas en buen estado. El camión operativo no está, se lo llevaron para atender una emergencia.
«Faltan demasiados vehículos. Tiene que haber una gran dotación para que los bomberos puedan trabajar sin problemas, pero eso es un gran dinosaurio. Un bombero no ‘produce’ para el Estado, pero cuando sale un evento, ahí sí nos llaman», expresó un funcionario, que quiso resguardar su identidad.
La estación de Valle Abajo (Omega 13) está apenas a 3,4 kilómetros de Colinas de Bello Monte, pero los bomberos destacados allí no acudieron al incendio en Cine Città, porque no tienen ningún camión en servicio.
«Cuando hay alguna emergencia en una zona más cercana vamos a pie o un vecino nos lleva en carros particulares. Cuando estamos en el sitio vemos si podemos solventar, o si no se pide el apoyo», explicó otro funcionario que solicitó permanecer en el anonimato.
«Extraoficialmente, los bomberos de Caracas están casi quebrados», dijo otro en la estación de Chacao (Omega 16). En ese sitio solo hay dos unidades vehiculares funcionando y ni una sola ambulancia. Es un espacio pequeño y callado.
El bombero aseguró que el equipo para apagar incendios resulta costoso y que el Estado prefiere no invertir en él. Así mismo, comentó que un solo camión de levante tiene poco más de una década de vida útil y consume demasiado combustible, por lo que es necesario renovarlos.
«Estamos trabajando cómo se puede. Muchos de nosotros en la estación somos voluntarios y no nos pagan; cada uno tiene una profesión aparte y la gente cree que estás loco por eso», dijo.
Contó que la Omega 16 pudo ser una de las primeras en dar respuesta al siniestro del 31 de enero, al estar a 3.1 kilómetros de distancia; sin embargo, los bomberos se encontraban en otro servicio y llegaron a Colinas de Bello Monte horas después de que comenzaron las llamas en los edificios.
De acuerdo con testimonios de bomberos, el sueldo promedio de uno de estos funcionarios en Caracas es de 5 dólares, al cambio en bolívares; los rangos más altos pueden cobrar hasta 7 dólares. Para diciembre de 2021, la canasta básica de alimentos en Venezuela costaba 431,72 dólares, según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas).
Frente a la poca remuneración, algunos bomberos han optado por dedicarse a otros oficios en su tiempo libre para asegurar un mayor ingreso. Varios cuentan que manejan taxis, son guías turísticos, profesores de defensa personal, instructores u otras labores.
Por otro lado, funcionarios denunciaron que no cuentan con seguro médico en caso de sufrir lesiones o heridas durante un servicio.
«Ser bombero es una vocación, porque cuando te pasa algo no te llevan a una clínica, sino a un hospital. Y ya sabemos como están los hospitales en Venezuela», explicó una de los miembros del cuerpo de bomberos de Distrito Capital, a Efecto Cocuyo.
«En cualquier momento algo tiene que cambiar y no pierdo la esperanza de que seamos remunerados verdaderamente por nuestra labor. Porque la gente nos quiere, pero el Estado no sé qué piensa, en realidad», puntualizó el capitán Yoxer Bello.
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El capitán Yoxer Bello tiene la firme creencia de que Dios es bombero. Lo supone, porque el 31 de enero un cabo y él lograron rescatar a un ciudadano atrapado en la azotea de un edificio en llamas, aun cuando había pocas posibilidades de conseguirlo y varios se habían resignado a que el hombre no iba a sobrevivir.
Ese lunes, un incendio de gran magnitud ocurrió a las 3:30 p. m. en el negocio mayorista de la cadena Cine Città y afectó a la estructura vecina, el edificio Riverside, en la avenida principal de Bello Monte, al sureste de Caracas. 16 bomberos y rescatistas de las estaciones de Plaza Venezuela y La Urbina fueron los primeros en acudir, pasados 25 minutos del aviso.
«El riesgo de que el señor se cayera era del 90 %. No había acceso al edificio: la candela agarró los primeros pisos. De ahí llegó un ventarrón y el fuego llegó a la azotea, se prendió el penthouse. No podíamos ingresar por la falta de recursos. Pero de pronto abrimos una ventana por la que pudimos entrar al piso 3. Enviamos a una comisión primero, que llegó al piso 4. Pero no pudo subir más, motivado a que no había equipo. Ya muchos se habían resignado», explicó el capitán a Efecto Cocuyo.
El bombero solo pudo entrar al Riverside una hora después, cuando al lugar llegaron equipos y herramientas privados. En compañía del cabo Antony Yarves subió hasta el último piso y ambos lograron bajar a Felipe Schoen, de 57 años de edad. En redes sociales los llamaron héroes, pero el capitán indica que los bomberos venezolanos están trabajando «con las uñas», por la falta de material de seguridad y vehículos.
Un día después del incendio del Cine Città vecinos afectados reclaman respuestas
«Dos de mis efectivos se quemaron las manos sacando a un niño», contó Bello. Agregó que una cabo, Stefany Fernández, se había quitado los guantes para ponérselos al infante.
150 funcionarios del cuerpo de bomberos participaron para controlar el fuego en Cine Città, informó el Mayor Claudio Martínez, jefe de la zona operativa número 3 de los Bomberos del Distrito Capital. Para la medianoche del 1 de febrero, varios se sentaron en la acera a descansar, con los rostros manchados de hollín y las botas llenas de aceite para motor, polvo y lodo.
En un recorrido en las estaciones cercanas al sitio del siniestro, Efecto Cocuyo pudo comprobar el déficit de camiones y la situación en la que se encuentran estos funcionarios para el 2 de febrero de 2022.
Los bomberos suelen llamar a sus propias estaciones con el nombre de «Omega». La estación de bomberos de Plaza Venezuela (Omega 3) es un edificio de ladrillos blancos y ventanas rotas. Queda a 4 kilómetros de la avenida principal de Bello Monte. Hubo una época en la que era un sitio con instalaciones nuevas y camiones relucientes, pero ya han transcurrido varias décadas de ello.
En la mañana del 2 de febrero, el silencio de la entrada solo es interrumpido por los sonidos de una guacamaya roja. Una unidad de elevación (camión con escalera) y una camioneta Hilux son los únicos vehículos operativos en el lugar; el resto presenta fallas o necesitan ser completamente reparados.
De acuerdo con los funcionarios, se organizan por grupos de trabajo donde hay entre 10 y 12 integrantes. Los que se quedan de guardia laboran una semana y luego descansan 14 días.
Un bombero con agujeros en la chaqueta camina en los alrededores, a las 10:00 a. m. ; otros comentan que les faltan guantes, chalecos, pantalones y botas en buen estado. El camión operativo no está, se lo llevaron para atender una emergencia.
«Faltan demasiados vehículos. Tiene que haber una gran dotación para que los bomberos puedan trabajar sin problemas, pero eso es un gran dinosaurio. Un bombero no ‘produce’ para el Estado, pero cuando sale un evento, ahí sí nos llaman», expresó un funcionario, que quiso resguardar su identidad.
La estación de Valle Abajo (Omega 13) está apenas a 3,4 kilómetros de Colinas de Bello Monte, pero los bomberos destacados allí no acudieron al incendio en Cine Città, porque no tienen ningún camión en servicio.
«Cuando hay alguna emergencia en una zona más cercana vamos a pie o un vecino nos lleva en carros particulares. Cuando estamos en el sitio vemos si podemos solventar, o si no se pide el apoyo», explicó otro funcionario que solicitó permanecer en el anonimato.
«Extraoficialmente, los bomberos de Caracas están casi quebrados», dijo otro en la estación de Chacao (Omega 16). En ese sitio solo hay dos unidades vehiculares funcionando y ni una sola ambulancia. Es un espacio pequeño y callado.
El bombero aseguró que el equipo para apagar incendios resulta costoso y que el Estado prefiere no invertir en él. Así mismo, comentó que un solo camión de levante tiene poco más de una década de vida útil y consume demasiado combustible, por lo que es necesario renovarlos.
«Estamos trabajando cómo se puede. Muchos de nosotros en la estación somos voluntarios y no nos pagan; cada uno tiene una profesión aparte y la gente cree que estás loco por eso», dijo.
Contó que la Omega 16 pudo ser una de las primeras en dar respuesta al siniestro del 31 de enero, al estar a 3.1 kilómetros de distancia; sin embargo, los bomberos se encontraban en otro servicio y llegaron a Colinas de Bello Monte horas después de que comenzaron las llamas en los edificios.
De acuerdo con testimonios de bomberos, el sueldo promedio de uno de estos funcionarios en Caracas es de 5 dólares, al cambio en bolívares; los rangos más altos pueden cobrar hasta 7 dólares. Para diciembre de 2021, la canasta básica de alimentos en Venezuela costaba 431,72 dólares, según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas).
Frente a la poca remuneración, algunos bomberos han optado por dedicarse a otros oficios en su tiempo libre para asegurar un mayor ingreso. Varios cuentan que manejan taxis, son guías turísticos, profesores de defensa personal, instructores u otras labores.
Por otro lado, funcionarios denunciaron que no cuentan con seguro médico en caso de sufrir lesiones o heridas durante un servicio.
«Ser bombero es una vocación, porque cuando te pasa algo no te llevan a una clínica, sino a un hospital. Y ya sabemos como están los hospitales en Venezuela», explicó una de los miembros del cuerpo de bomberos de Distrito Capital, a Efecto Cocuyo.
«En cualquier momento algo tiene que cambiar y no pierdo la esperanza de que seamos remunerados verdaderamente por nuestra labor. Porque la gente nos quiere, pero el Estado no sé qué piensa, en realidad», puntualizó el capitán Yoxer Bello.
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