María del Carmen Canga es vecina de las Mil Quinientas Viviendas de Pumarín, en Gijón. En concreto de la calle Álava, 2, 3º izquierda. La noche del sábado vivió una experiencia doblemente traumática, que seguramente no olvidará. Por un lado por el accidente doméstico que sufrió y, por otro, por las dificultades que tuvieron los equipos sanitarios para asistirla.
En efecto, esta gijonesa relata que el fin de semana se puso, como tantas veces, «a fregar, pero cayó un poco de agua, resbalé, la fregona fue por un sitio, el cubo por otro y yo salí disparada». Desde el 112 «mandaron un equipo de médico y enfermero» a su domicilio, así como una ambulancia que «llegó cuando pudo, porque andaban escasos». Destaca la «coordinación extraordinaria» del dispositivo, que también incluyó a tres camiones de Bomberos y a la Policía Local, que tuvo que proceder a cortar el tráfico.
«En todo momento la atención fue impecable, no se puede mejorar la empatía y la coordinación entre todos ellos», resalta María del Carmen Canga. El problema que denuncia esta vecina es que el edificio en el que vive y, en general, muchos en el barrio «no están preparados» para una emergencia de este tipo.
Bomberos y Ambulancias llegan al domicilio de María del Carmen Canga
«En el edificio no puede dar vuelta una camilla, es muy estrecho y no se puede poner ascensor porque hay un edificio bajo enfrente», apunta. Esto crea una situación «muy complicada, no solo para mí, sino para todo el mundo que vive en estas casas». Ignora si la mejora de las condiciones de estos pisos «dependerá del Ayuntamiento, del Ministerio o de quién», pero considera que es inexcusable.
Esta gijonesa ya ha vuelto, tras el susto, a su domicilio. Maguyada, escayolada y a la espera de saber si han de operarla por la rotura de tibia y peroné resultante, pero contenta por estar de nuevo en su hogar. No duda en «dar unas gracias enormes a todo el equipo, a mis vecinos y amigos, que se movilizaron muchísimo», así como al personal del hospital de Cabueñes.
Reconoce que no ha pasado «miedo, porque los profesionales me dieron seguridad desde el primer momento». No obstante lamenta que su vivienda y otras muchas de la zona no solo no estén listas en caso de emergencia, sino que tampoco estén preparadas para hacerle la vida más fácil a personas con movilidad reducida.
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