Gracias a su ingenio y su saber hay una niña que está viva y contemplada por toda su familia como un milagro de la vida. Usó botellas de plástico para hacer funcionar una máquina respiratoria sin la cual la pequeña habría muerto.
La pequeña descansa en una incubadora en el Hospital Pediátrico Pablo Horstmann de Anidan, en el Condado de Lamu, en Kenia. Sólo viste un pañal, demasiado grande para su frágil cuerpo, y tiene sondas que atraviesan su diminuto rostro. Es un día de in
Hazte Premium desde 1€ el primer mes
Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web
¿Ya eres Premium? Inicia sesión