Cantero cayó sin vida en la puerta de su casa.
Alejandro Uriel Cantero tenía 21 años y era muy conocido en la zona de 27 de Febrero al oeste de la Circunvalación, en el barrio Santa Lucía, donde vivía en una casa del pasaje 1746 al 2100, frente a una canchita. Si bien su apellido suena más que frecuentemente en la historia de sangre de Rosario, su familia aclaró que “nada tenemos que ver con los Cantero” en alusión a la familia de zona sur fundadora de Los Monos.
La noche del sábado una amiga del chico apodada “Dai” y de poco más de 20 años lo llamó y lo fue a buscar a su casa. Y cuando salió por segunda vez para encontrarse con ella Alejandro fue sorprendido por un hombre que bajó de un auto negro, tal vez un Volkswagen Suran, y le disparó varias veces. El joven murió allí, en la puerta de su casa. Al cierre de esta edición había dos detenidos por el hecho, localizados a partir de testigos.
La familia del chico no vio nada del momento de los disparos, sólo escucharon los tiros. “Yo estaba en la cocina, escuché las balas y nada más”, dijo su hermana Mariel.
Alejandro hacía changas y según dijo su hermana “no se metía con nadie” y “su único vicio era fumar faso”. La joven contó que “hace ocho años murió mi mamá y nos arreglamos como podemos”, relató. En esa sintonía, vecinos de su cuadra resumieron que el chico “era un pibe muy bueno, trabajador y no se metía con nadie”.
Según lo que se pudo reconstruir a partir de diversos testimonios, durante el sábado el chico durmió casi toda la tarde. Alrededor de las 20 Daiana, una amiga de Alejandro, comenzó a enviarle mensajes por whatsapp para que fueran a fumar marihuana a algún lugar. Luego quedaron en que ella iba a pasar por su casa a buscarlo y entonces iban a decidir qué hacer.
El muchacho se vistió y cerca de las 21 le abrió la puerta a su amiga. Charlaron unos minutos en la entrada y luego él ingresó a su casa para buscar una “bochita” de marihuana, mientras Daiana lo esperaba en la puerta.
A metros de ahí estaba estacionado un auto negro. “Por ahí era un (VW) Surán”, contó un vecino. Hasta ayer no se sabía si la amiga de la víctima había llegado en ese vehículo o si bien arribó al lugar justo cuando Alejandro entró a su casa a buscar la marihuana para fumar con su amiga.
Lo cierto es que cuando el chico se disponía a salir de su casa Daiana ya no estaba. Alejandro se asomó y se encontró casi en la puerta con otro muchacho, que según contaron testigos ocasionales había bajado del auto negro, donde lo esperaban otras tres personas.
Sin que mediara una palabra el atacante le disparó a Alejandro varias veces. “Fueron como diez tiros”, calculó otro vecino.
La víctima se agarró del enrejado de la puerta de su casa mientras el auto se esfumaba del lugar. La hermana de la víctima lo abrigó mientras otros vecinos llamaban a una ambulancia.
Cerca de las 22 llegó al lugar el primer móvil del Comando Radioeléctrico y encontraron a Alejandro con heridas de bala. Pero cuando, minutos después, llegaron los médicos del Sies el joven fue diagnosticado como muerto a raíz de las múltiples heridas de arma de fuego que había sufrido.
En ese marco otro móvil comenzó a recorrer la zona y minutos después del homicidio, los agentes rodearon una manzana y capturaron a una persona luego de que un vecino alertara sobre un hombre armado que intentaba escaparse por el garaje de una vivienda y ganar los techos y la calle.
En poder del sospechoso los uniformados secuestraron una pistola calibre 9 milímetros descargada. El arma estaba en una bolsa que además tenía en su interior envoltorios con una sustancia similar a la cocaína.
Al tomar declaraciones a familiares de la víctima el nombre de Daiana se convirtió en el nudo de todo. Por ello los pesquisas decidieron ir hasta la casa de Estudiante Aguilar y Colectora, donde vive la amiga de la víctima, y la detuvieron.
La historia de Daiana y Alejandro se cruzó varias veces en estos últimos dos años. El anterior ella le vendió dos celulares robados, que según conocidos de Alejandro era un negocio que hacía porque con el marido robaba celulares en el centro y los vendían en el barrio”.
Al parecer Alejandro le había comprado un teléfono para él y otro para un sobrino, pero un día después de adquirirlo se los robaron a 100 metros de su casa. “Los celulares eran baratos pero cuando él llegó al otro día caminando hasta las vías lo encaró un pibe y se los robó. El pibe sabía que Alejandro tenía los dos celulares encima y se los pidió. ¿Cómo iba a saber eso? Tiene que ser porque se lo dijo la Dai”, dijo un allegado a la familia.
Por un tiempo Daiana desapareció de la vida del chico. Ella y su pareja, al parecer apodado “Eze”, tuvieron problemas. El marido estaría preso por estos días y ella estuvo hasta hace un mes con arresto domiciliario en una casa del mismo barrio. “Tenía la tobillera”, dijo alguien que conoce a la chica.
Pasadas las 0 del domingo, el fiscal en turno Ademar Bianchini dispuso la detención de los dos sospechosos y el traslado del cuerpo al Instituto Médico legal para la correspondiente autopsia y ordenó al gabinete Criminalístico el relevamiento de la zona del hecho, levantar rastros, observar cámaras de la zona y toma de testimonios. En la puerta de la casa se secuestraron seis vainas servidas y un plomo.
El “Santa”, como también se conoce al barrio Santa Lucía, es un triángulo en el extremo oeste de Rosario donde viven unas 8 mil personas. Hace unos diez años los vecinos se conocían, varias familias hicieron el barrio y sus hijos jugaban a la pelota en los potreros y con el paso de los años se fueron conformando relaciones y así nuevas familias. Algunas de ellas atravesaron por momentos de desgracia y violencia, y hoy tienen que contar muertos.
Algunas bandas se hicieron famosas pero el barrio terminó siendo territorio del delincuente Claudio “Morocho” Mansilla, preso con condenas y acusaciones por crímenes. “Esto se ve que sigue siendo tierra del Morocho, nada pasa sin que su bandita lo sepa o autorice”.
El secretario del área municipal Leonardo Caruana pidió estar atentos a los síntomas que presenten los niños y consultar al médico en forma preventiva. Este lunes, el Gran Rosario amaneció con denso humo por la quema de pastizales en las islas