Una familia desalojada por el incendio de Ribeira: «Levoume a policía a rastras, non deu tempo a nada»

2022-08-12 18:31:27 By : yu zhou

En la noche del viernes, el pabellón de A Fieiteira presentaba un movimiento inusitado. Decenas de personas entraban y salían. La mayoría eran jóvenes que asistían a un campamento y que fueron desalojados del cámping de Oleiros a causa del incendio. Entre el bullicio y las idas y venidas de los chavales llamaba la atención la serenidad de un hombre que podría ser el abuelo de los chicos que se apelotonaban en la pista del polideportivo. Pero la procesión iba por dentro. Con un vaso de agua en la mano y las botas de goma todavía puestas esperaba, pacientemente, el momento de volver a su casa, la que tuvo que abandonar precipitadamente apenas una hora antes: «Levoume a policía a rastras, non deu tempo a nada, e pouco máis e non somos capaces de pasar co coche, xa estaba o lume enriba da pista» .

El incendio de Barbanza evoluciona favorablemente tras arrasar 2.200 hectáreas Marta Gómez

Sentadas a su lado, dos mujeres mayores hablan entre ellas. Los tres viven juntos: «Eu xa pensei que morría alí. O susto foi moi grande, e tamén ter que deixar todo... E foi tan de repente!» , contaba una de ellas, que agradecía la acogida que les habían dado en A Fieiteira y sentenciaba: «Estamos ben que estamos vivos» .

Se nota que tienen ganas de hablar, de contar lo que han vivido, quizá para serenarse, aunque un velo de emoción asomaba a sus ojos al acordarse de su casa: «Toda a vida para ter unha casa e deixar todo alí» . Repite que todo fue muy rápido, tanto que no acierta a dar una explicación a cómo el fuego pudo llegar tan rápido: «Foi como unha explosión de lume, é un misterio» .

Junto al hombre están también su hija y su nieta, que viven en Santiago y estaban pasando unos días en la vivienda familiar. La mujer aprovechaba para hacer una reflexión y un llamamiento: «Os montes están abandonados e o problema vén de aí, se houbera unha mínima planificación forestal non ocorrería. Todos sabiamos que isto ía pasar, hai que previr antes, e a xente e a clase política teñen que concienciarse diso porque imos acabar co patrimonio natural» .

Su padre añade que, efectivamente, «hai moita broza», y endurece un poco el tono para decir que «aquí ninguén mira por nada» .

MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO El camping Ría de Arosa, en Oleiros, Ribeira, afectado por el incendio de Cures, Boiro. Imagen cedida. MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO Sainza Pardal MARCOS CREO MARCOS CREO Aspecto que presentaba el incendio que se originó en Boiro. MARCOS CREO MARCOS CREO Sainza Pardal MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO Sainza Pardal MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO Sainza Pardal Sainza Pardal Sainza Pardal MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO MARCOS CREO El gran incendio de Barbanza, en imágenes La Voz

Juan García perdió a sus seis perros en el incendio que ha arrasado más de 2.000 hectáreas

El panorama que deja en el monte un incendio de las dimensiones del que estos días tiene en vilo a Barbanza es desolador, pero a cualquiera se le caería el alma a los pies al ver la finca que Juan García tiene en Oleiros. Sus caballos husmean entre los restos de lo que, hasta el viernes, eran su hogar, sus cuadras. Ahora, solo queda una estructura metálica. Justo detrás, pegada a un monte calcinado, otra estructura. Era la perrera donde se resguardaban los seis canes que tenía Juan y que se acabó convirtiendo en una trampa mortal para ellos ante la impotencia de su dueño: «Quixen ir soltar os cans e case morro eu tamén» .

Junto al lugar donde ayer por la mañana encontró a sus animales completamente carbonizados hay un perro. Es de los vecinos, siempre anda por allí jugueteando con los de Juan: «Non se quere ir, está esperando a que volvan» . Pero no van a volver, y su dueño lamenta no haber tenido tiempo para sacarlos del infierno en el que se convirtió su finca en cuestión de minutos. «Foi cousa de cinco minutos. Avisou meu cuñado de que se estaba achegando o lume, aínda estaba lonxe, pero cando cheguei xa non me deu tempo de abrir as canceiras. Non se vía absolutamente nada, coñezo a miña finca como a palma da man e non sabía nin por onde ía» .

Por suerte, los caballos no estaban en las cuadras, así que pudo abrir el portal de la finca y salieron corriendo. Cuatro se perdieron en la huida, dos aparecieron durante la noche y los otros, ya por la mañana. Con su finca en llamas, Juan García contó con la ayuda de sus vecinos: «Os de Casa Hermo portáronse moi ben e deixáronnos ter os cabalos alí, e logo levámolos para a horta do cura» . Pasó la noche en vela, llevando los animales de un lado a otro para que estuvieran a salvo.

Con la luz del día, volvió para ver cómo estaba su propiedad: «Claro que me amola que estea todo queimado, pero o que máis me doe son os cans» . Y relata de nuevo su angustiosa huida el día anterior: «Non puiden nin achegarme ás canceiras. Collín o coche e en vez de ir polo camiño quedei enganchado nunhas pedras, non sabía por onde ía, só sentía golpes» .

El incendio de Barbanza: «Só podemos desaloxar a xente e tentar salvar as casas» Marta Gómez El incendio que desde la tarde del jueves asola el monte de Barbanza va camino de convertirse en uno de los grandes fuegos forestales del verano en Galicia. Con más de 2.200 hectáreas calcinadas, es ya el más grande de los que están activos en la comunidad, y su avance descontrolado ha dejado a su paso un rastro de tierra quemada, pero también momentos de mucha tensión y nerviosismo. El panorama se tornó especialmente negro a última hora del viernes en Ribeira, adonde las llamas llegaron de forma tan rápida y virulenta que en cuestión de minutos envolvieron el núcleo de Balteiro: «O único que se pode facer é desaloxar a xente e intentar salvar as casas» , sentenciaba uno de los agentes forestales que trabajaban en la extinción. Seguir leyendo

El incendio que desde la tarde del jueves asola el monte de Barbanza va camino de convertirse en uno de los grandes fuegos forestales del verano en Galicia. Con más de 2.200 hectáreas calcinadas, es ya el más grande de los que están activos en la comunidad, y su avance descontrolado ha dejado a su paso un rastro de tierra quemada, pero también momentos de mucha tensión y nerviosismo. El panorama se tornó especialmente negro a última hora del viernes en Ribeira, adonde las llamas llegaron de forma tan rápida y virulenta que en cuestión de minutos envolvieron el núcleo de Balteiro: «O único que se pode facer é desaloxar a xente e intentar salvar as casas» , sentenciaba uno de los agentes forestales que trabajaban en la extinción.

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